domingo, 23 de diciembre de 2007

Ya me gustaria...

El corazón conoce lo que la lengua nunca podrá proferir, y lo que los oídos jamás podrán escuchar (Gibran).

Hoy en día, se pretende acabar con el silencio, hacerlo desaparecer. Al hombre le da miedo el silencio, le provoca escalofríos, pues lo obliga a dar cuenta de sí mismo. Y eso lo inquieta. Sin embargo, lejos de ser un enemigo, el silencio debe ser acogido como el mejor aliado del hombre hoy. El silencio nunca es una actitud egoísta; el verdadero es presencia, no ausencia; fuente de energía e irradiación no ensimismamiento; despliegue no repliegue. En efecto, para derramarse, es indispensable primero llenarse. El silencio no es una amenaza, sino un excelente lugar de encuentro y conexión con lo más profundo de nuestro ser. Sólo así, podremos ir al encuentro con el otro, amándolo con un corazón indiviso, no disperso.

-Kitimbwa Lukangakye-

...y aún cuando a veces, solo a veces, hablo.

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